Puente de San Pedro

Este lugar es mágico. Una de las maneras de recorrerse el Alto Tajo es llegar en coche al puente de San Pedro, aparcar, y ponerte a caminar por alguno de los muchos caminos forestales que hay por allí.

No te olvides la cámara y déjate guiar por el sonido de la corriente… Y de repente te encontrarás con un agua de color turquesa que uno se espera encontrar únicamente en el Caribe.
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Una auténtica gozada.
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Además, desde allí parten un montón de rutas que convierten al lugar en un sitio fantástico para comenzar a caminar y disfrutar de la verdadera naturaleza.
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El Puente de San Pedro es uno de los lugares más conocidos del Alto Tajo. Se encuentra a una distancia de 8 kilómetros del pueblo de Zaorejas.
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Su imagen más conocida es la del pequeño salto que realiza la corriente del río, más conocido por La Cascada de la Herrería.

Aquí es donde el Río Gallo oculto entre la maleza vierte sus aguas al paso del Río Tajo. No hace mucho aún descendían por estas aguas los míticos "gancheros" que conducían los troncos hasta la llanura.
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En sus alrededores se forma una playa de piedra donde la afluencia de público en época estival es bastante considerable.
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Sus aguas cristalinas, y la pureza del paisaje combaten la frialdad del río e invitan al visitante a tomar un baño en sus aguas.
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Actualmente la carretera deja a su lado izquierdo al original Puente de San Pedro, el cual se mantiene intacto, y por el que las gentes se deleitan del paso del río, en sus paseos.
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El camino desde Trillo hacia el Puente de San Pedro, y como hemos dicho es otra de las rutas fundamentales para abordar el Alto Tajo, se hace a través de sierras pobladas de anchos pinares.

Por ella podemos llegar a lugares como Arbeteta, donde se admira el estupendo castillo medieval completamente ajustado a la roca, más la iglesia parroquial que tiene una barroca torre firmada por el arquitecto Pando, que le puso el remate de una gran veleta a la que llaman «el Mambrú» por parecer de lejos un extraño soldado inglés.

Se sigue el camino hacia el Tajo visitando, de una parte, el hermoso enclave de El Recuenco, con paisajes fantásticos, bosques oscuros y limpias cárcavas; de otra, Armallones, pequeño lugar que permite el acceso por caminos señalizados hasta la orilla izquierda del Tajo, exactamente hasta el «Hundido» o paisaje del Alto Tajo de impresionantes perfiles, en los que el pico de el Alar preside el espacio en el que la tradición dice que hubo una especie de gran jardín de plantas tropicales plantado por los caballeros templarios.



Leyendas curiosas que se solapan a la realidad de un paisaje espectacular. Y aún más arriba Villanueva de Alcorón, en cuyo término merece visitarse la honda sima de la Zapatilla, acondicionado su entorno como lugar de esparcimiento en medio del bosque. Zaorejas, ya asomándose al Alto Tajo, ofrece su tipismo constructivo y en los alrededores la grandiosidad de las ruinas colosales del acueducto romano. Desde allí puede bajarse por carretera asfaltada hasta Huertapelayo, un simpático lugar para pasar unos días de silencio y de excursiones inolvidables por las sendas que marcan el espacio del Alto Tajo, estando en su término el famoso puente de la Tagüenza, espectacular como todo el paisaje que le rodea.

También desde la altura de Zaorejas puede seguirse, por recta carretera que discurre entre pinares, hasta las localidades de Peñalén y Poveda de la Sierra, ambas en las proximidades del Alto Tajo, que conectan por Cueva del Hierro, con la Serranía de Cuenca.

Paisajes espléndidos, especialmente en las orillas del río, siempre verde y limpio, sonoro y luminoso en sus vertientes de dorada roca, son meta de miles de turistas que por aquí alcanzan este paraíso de la Guadalajara más brava.

El otro espacio de Alto Tajo que es accesible desde territorio cifontino es el que se alcanza a través de la carretera que surge con dirección a Riba de Saelices. Por esta carretera se llega a Sacecorbo, en la árida meseta, desde donde se coge la carretera que lleva a Ocentejo y Valtablado del Río.



En Ocentejo verá el viajero, ya metido en honduras verdeantes, el pequeño castillo al que llamaron «liliputiense» y que en realidad es un pequeño torreón vigía sobre el pueblo y el camino que le atraviesa.

Siguiendo ruta hacia el Tajo, enseguida se llega a la senda, no recomendable para coches, que sube la orilla derecha del río, y alcanza a ofrecer una vista del Hundido de Armallones en panorámica desde la orilla opuesta, y la visita de las Salinas de la Inesperada, desde donde los caminantes podrán seguir río arriba hasta la desembocadura del río Ablanquejo, y aún alcanzar las estrechuras del río por Buenafuente, Huertapelayo y este fantástico Puente de San Pedro.


Los pescadores de trucha también en estos tramos saben bien de la belleza y fecundidad de las aguas del Tajo.

Animaros y prepararos cualquier ruta dejando el conche en este Puente de San Pedro. No os defraudará esta parada... y será además un punto de encuentro y salida para un montón de rutas innolvidables, para disfrutar y amar un poco más a este parque natural con encanto que es todo el entorno del Alto Tajo.

Muy cerquita en Zahorejas tengo un buen amigo y este punto también me trae muchos recuerdos, sobre todo de mi primera visita con el 4x4 en el que descubrí com mi padre parte de estos senderos.

1 comentario:

Antonio Vallano dijo...

Muy buena la página con información muy interesante.

He publicado unas fotografías de la zona en mi blog, por si quieres echarles un ojo:
http://antoniovallano.blogspot.com/2009/08/parque-natural-del-alto-tajo-mirador.html

Y aquí también:
http://antoniovallano.blogspot.com/2009/09/alto-tajo-puente-san-pedro.html

Un saludo